Hacia mucho tiempo que no iba a la zona de Francia conocida como Las Landas, donde he pasado grandes momentos en mi adolescencia cuando iba a disfrutar de los campeonatos de surf en los que participaba mi hermano y todas las otras estrellas cántabras de aquel entonces. Mucha convivencia furgonetera, mucha fiesta surfera y un paraíso de olas alucinante. Aunque como ya sabéis que soy muy precavido a la hora de escoger mis sesiones de olas, siempre he entrado con cuentagotas en las olas potentes y he disfrutado de olas mas asequibles para mí nivel. Nunca había acudido en esta época del año a surfear, ya que siempre había ido en verano, por lo que no sabía realmente que me iba a encontrar. Tener en cuenta que en época estival es la California Europea: buen tiempo, buenas olas, buena comida y gente muy agradable que recibe a los turistas con los brazos abiertos. Personalmente, me ha gustado mas en estas fechas, ya que disfrutas de todo eso, pero sin las aglomeraciones veraniegas. El miércoles le destinamos al viaje tras salir de trabajar y el enano del colegio. Como se tarda entre una cosa y otra unas tres horas. Hemos pillado retenciones en la frontera por el estado de alerta en el que nos encontramos actualmente tras los últimos acontecimientos en las principales ciudades europeas. Es increíble como me acordaba de todo, no ha cambiado nada, así que lo primero que hicimos fue ir a ver el lago de Hossegor para ver lugares de entrada para supear, antes de dirigirnos al Hotel Les Fougeres en dicha localidad, lugar donde nos alojaríamos y que se encuentra muy a mano de todo. Esta situado justo al lado del Casino, jajaja, pedazo de fieston que tuvimos allí hace mas de veinte años en un Pro Junior, jejeje, ..., tras dejar todo listo allí, cogimos la silla y la moto del enano, para ir al centro del pueblo. Era la primera vez que estaba mi mujer en esta parte de la costa francesa, así que la fui enseñando todo poco a poco. Una vez vista esa parte, fuimos caminando hasta la Place des Landais, que estaba de obras y hacía algo de frío, por lo que bajamos a cenar a Little Princess una pizzería espectacular antes de acostarnos.
El jueves nos levantamos temprano para zamparnos un buen desayuno en el buffet del hotel. Mi programa estaba claro: (1) visitar las principales playas norteñas (2) ir a los míticos outlets de las marcas surferas que se celebran todos los años (3) Comer (4) Intentar supear (5) visitar Capbreton y sus playas (6) regresar a Hossegor para pasear y cenar. Buffff, seguro que solo de leerlo os habéis cansado, jajaja, es lo que tiene hacer un viaje fugaz. Las visitas fueron rápidas para no agobiarles mucho a mi mujer y mi hijo. La Gravière fue aparcar, subir la duna y ver unas olas potentes surfeadas por media docena de locos surferos españoles y británicos. A continuación, paramos en Les Estagnots, donde hay un gran parking con malos recuerdos de mi adolescencia, porque alli se rompió mi madre el brazo haciendo snakeboard. Tras ver las olas, cogimos dirección a Les Bourdaines donde las olas seguían desfasadas y no me decanté por aprovechar su parque infantil, ya que prefería ir a Le Penon. Uno de esos lugares donde siempre me gusto ir. Tiene un parque acuático, una zona de restaurantes y un skatepark para principiantes que alucináis. Asi que sacamos la moto y el baby Miller para darlo todo. Como nos lo pasamos, jajaja, una pasada. Según nos cansamos fuimos a ver las olas. Me quede alucinado de los destrozos al pier provocados durante mi ausencia todos estos años. Pues nada, las playas estaban vistas, disfrutadas y catadas, aunque fuese con surf de asfalto.
Tocaba ir Soorts-Hossegor para ver el tinglado que tienen allí montado todos los años con las super ofertas de material de Surf. Casualidades de la vida, nos desviaron al parking número cinco, desde el cual tenías que ir caminando por un bosque hasta llegar a las naves, la cual era la de Rip Curl. Vamos, a la que queríamos ir porque nos resulta mas "familiar". Ya de gastar mejor a los amigos o conocidos. Una cola que alucináis, impresionante porque las demás estaban casi vacias o sin apenas esperas. Tuvimos suerte, porque tras una hora esperando para poder acceder, conseguimos un pase vip. Menos mal porque nos quedaba como otra horita mínimo. En la espera vi a Betegon que iba en búsqueda de olas tras haber comprado alguna cosilla y a una pareja surfera vasca que veraneaba en Noja con conocidos superos en común. Nada mas entrar, locura transitoria, jajaja, petado de peña buscando los chollos del año. Nosotros íbamos con las ideas muy claras un equipo para esquiar la churri que encontramos a precio de saldo. Para mi y el enano también cayeron algún que otro chollazo. Según escogimos los artículos, fuimos a la cola para pagar, otra fila de espera terrible, pero zasss teníamos todo de cara. Las familias con carritos tenían un camino especial, jajaja, así que solo dos familias delante. Pagamos, vimos resto de calles colindantes para comer en un foodtruck un bocata de lomo y queso. Atravesamos de nuevo el bosque caminando para coger el coche y seguir disfrutando del paisaje, los campos de golf y las pequeñas villas del interior de Las Landas donde nunca había estado y que me han encantado.
Nada mas llegar a Hossegor, me dijo mi mujer que fuese a remar mientras ella tomaba algo con el enano por el pueblo, yeahhhhh, era mi oportunidad de disfrutar barriendo la zona. Como no podía ser de otra manera, el lugar escogido era el Lago de dicha localidad, junto al Parc Rosny que alberga un parque infantil y una zona donde los ancianos del lugar juegan a la petanca. Flipaban viéndome hinchar la tabla, solamente conocían las rígidas, así que mi SPS TOURING causo bastante expectación. Sali remando hacía Capbreton contracorriente para sufrir al principio en el warm up. Según pase el primer puente de la Grande Dune, me vinieron unos recuerdos increíbles, ya que íbamos de chavales allí para tirarnos al rio. Nos lo pasábamos genial. Seguí hasta el puente de Notre Dame donde había una corriente terrible porque entraba el agua a cañón provocando incluso mini rápidos. Di la vuelta por temor a caerme en bermudas y regrese a toda pastilla hasta el lago. Decidí ir hasta el final ayudado por la entrada masiva de agua del canal para regresar aprovechando la acción del viento. Una hora en el agua que me dejaron un gran sabor de boca por el lugar y por la buena elección de tabla. Es una pasada para este tipo de aventuras. Recogí todo el material, para poner rumbo a la localidad de Capbreton, donde quería enseñarles su puerto deportivo, su centro de alto rendimiento, sus principales playas y su casco antiguo. Las playas las vimos desde el coche, menos La Piste, que es una de mis olas favoritas de la zona, ademas de que tienen los búnkers como atractivo turístico. Estaba petado de peña surfeando con buenas olas de un metro, menos mal que acababa de remar, porque sino me da mal, jajaja,..., la zona que visitamos después no la conocía y me encanto y a mi familia también. Pues nada, de nuevo al centro de Hossegor para pasear, ver tiendas y jugar con el enano para hacer hambre. Soy un buitre lo reconozco. Estuvimos a punto de ir de nuevo a la pizzeria pero de repente, vi un cartel de una hamburguesota llamada Capitán América y no me pude resistir, ademas el lugar se llamaba Happy Burger, como una antigua hamburgesueria santanderina que se encontraba en las cercanías del trabajo de mi padre. Nos pusimos titos y como colofon tocaba heladito para rematar. En ese momento, de repente oigo por detrás, ..., ¡¡¡que pasa que ya no vas al Regma!!! (o algo similar), me di la vuelta y no me lo podía creer Andoni y Lorena, así que buena charleta antes de ir a la cama. Superos por el mundo....
Hoy, mi plan era ir bajando parando en algún spot mítico para que lo conocieran o bien ir a Biarritz, pero amanecía lloviendo, así que volvimos a darnos una buena zampada en el buffet antes de poner rumbo a casa. Al final escogí acertadamente ir a San Sebastian. Aparque en Gros para disfrutar de tres horas por la ciudad, así que nada les enseñe la playa de la Zurriola con el Centro Kursaal como referencia y un centenar de surferos desafiando sus olas. Habia un supero y un kneeboarder también, jajaja, entre los numerosos surferos y bodyboarders. Tocaba cruzar el puente principal de esa zona sobre el Urumea, buenos recuerdos que me vinieron a mi retina, ya que hace años pude supearlo con buenos amigos y donde conocí al gran Hugo. Les lleve al casco antiguo para que vieran la zona de tapas, la Iglesia de San Vicente, la plaza de la Constitución y la Iglesia de Santa Maria. Ya en la plaza del ayuntamiento, tras pasar por el puerto, pudimos pasar un rato en su gigante parque infantil disfrutando con el enano de un día en familia. Fuimos paseando hasta el Club Fortuna que estaba desarrollando lo que parecía una clase o entreno en olas y otra de flatwater. Regresamos callejeando por el centro de la ciudad, donde estaban desarrollando un mercadillo al borde del rio, para acabar jugando de nuevo en el parque de Gros antes de seguir nuestro camino a casa. Dos días intensos que nos han unido aun mas a esta humilde pequeña familia que tanto nos gusta barrer las aguas por el mundo. Tras mi aventura americana remando en Miami, un lugar idílico para ello, ahora me ha tocado hacerlo en Francia en uno de los lugares de surf mas reconocidos del planeta: LAS LANDAS. KEEP SMILING & SUPING.