Me levantaba por la mañana, sabiendo que a mediodía tendría mi sesión de remada junto a Beatriz Piñal, aunque realmente no sabía que haríamos. Por lo tanto, me tocaba hacer cosillas en casa, si os soy sincero, no hice gran cosa, jajaja, un zumito de naranja a la churri para que se le iluminara la cara al despertarse, el desayuno al peque y entretenerle. Eso es lo mas divertido, jejeje, me encanta jugar con él, aunque hoy decidí que sería mejor ponerle una película de dibujos animados, en esta ocasión PIRATAS, no se quien se lo habrá pasado mejor el padre o el hijo. Os la recomiendo, me ha encantado, a él no lo se porque como todavía no me habla, jajaja, pero si que estaba atento a la pantalla. Hice la bolsa de la faena y baje al garaje a preparar la tabla y el remo. Me baje al embarcadero para ir calentando bajo el resolillo mañanero. Las condiciones eran de marea baja, tanto es así, que estaban los de seprona mirando la pesca de las “almejeras”. El agua seguía estando turbia por las riadas con muchos troncos y diferentes sedimentos. Había un glassy impresionante sin apenas viento, aún así decidí abrigarme bien porque ayer acabe con la garganta un poco tocada. Según llego Bea, pusimos rumbo al agua con nuestras embarcaciones. Al igual que ayer, Bea iría con la STARBOARD ALLSTAR 2014 (12’6 x 25’5”) y el menda lerenda con su nueva adquisición la STARBOARD SPRINT 2014 (14 x 28”).

Lo primero que hicimos fue un warm up de mil metros para hacerlos acto seguido una primera serie de 500 metros a fuego. En ese momento, ya me di cuenta que esto de los esprines no es lo mío. Menudo cagadon, parezco nuevo, joer, no me había tomado el medicamento del asma y con la humedad que reinaba en el ambiente me indicaba que no era para nada mi día. La segunda serie sería de mil metros a cañón, donde acabe rompiendo, es que Bea es mucha Bea y me destrozo literalmente. Días así, lo mejor es coger un ritmo de crucero y hacerme kilómetros poco a poco antes que intentar un sobreesfuerzo inútil. Me tuve que bajar el traje y poner encima el chubasquero porque estaba media ahogado para hacer una serie de mil quinientos metros. En ese momento, contabilizábamos ambos 4 km. Como mi cuerpo no daba mas de si, prefería hacerme series mas largas a mi ritmo y que ella fuera pulverizándose sus registros con series mas cortas. Por lo tanto, me hice una serie nuevamente de mil quinientos metros mas una de recuperación de 500 metros, mientras ella se hacía dos series de mil a tope. Así que sumábamos 6 kilómetros, momento en el que decidimos, ir remando hasta mas allá del Puente, donde hay una boya roja que indica el km. El regreso dándolo todo mi compañera de sesión, sacándome un buen trecho a pesar de llevar ventaja con mi tamaño de tabla, yeahhh, otros 8 km en nuestros brazos a pesar del frío, jejeje. Mañana, ya veremos que hacemos, pero igual toca acudir de nuevo a la llamada del mar. KEEP SUPING.